Los antiparasitarios internos son una parte importante del cuidado de la salud de los cachorros. Ayudan a prevenir y tratar infecciones parasitarias, que pueden ser muy peligrosas, especialmente para los cachorros. Los antiparasitarios internos para cachorros se pueden comprar en la mayoría de las tiendas de mascotas y en algunas tiendas de comestibles. También se pueden adquirir con receta médica de un veterinario.
Los antiparasitarios internos deben usarse según las instrucciones del fabricante. A menudo, se recomienda que los cachorros se traten con antiparasitarios internos cada dos o tres semanas durante los primeros meses de vida. Luego, se puede cambiar a una dosis mensual. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones del veterinario, ya que la frecuencia y el tipo de antiparasitario interno pueden variar en función de la salud del cachorro y el tipo de parasitoides que esté expuesto.
Los antiparasitarios internos se administran generalmente en forma de píldora o gotas. Algunos antiparasitarios internos también se pueden administrar en forma de inyección o como un collar. Los antiparasitarios internos más comunes para cachorros incluyen la ivermectina, el fipronil y el metronidazol.
La ivermectina se usa comúnmente para tratar la sarna demodécica, que es una infección parasitaria de la piel. También se puede usar para tratar o prevenir otras infecciones parasitarias, como la sarna, la giardiasis y la tiña. El fipronil se usa a menudo para tratar la sarna y la tiña. También se puede usar para tratar la demodicosis, que es una forma grave de sarna que puede ser muy dolorosa. El metronidazol se usa a menudo para tratar la giardiasis, que es una infección del estómago causada por un parásito. También se puede usar para tratar o prevenir otras infecciones parasitarias, como la trichomoniasis y la amebiasis.
Los antiparasitarios internos deben usarse con precaución en cachorros, ya que algunos de ellos pueden ser tóxicos. Es importante seguir las instrucciones del veterinario y leer las etiquetas cuidadosamente. Si se sospecha que un cachorro ha ingerido un antiparasitario interno, se debe llamar inmediatamente al veterinario. Los síntomas de una sobredosis de antiparasitario interno pueden incluir vómitos, diarrea, convulsiones, parálisis y muerte.
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