Un perro puede tragar un hueso, pero no es aconsejable. Los huesos pueden ser peligrosos para los perros, ya que pueden romperse y causar daño a las vías respiratorias, el estómago o el intestino. Si el hueso es grande, puede atascarse en la garganta del perro y causar que asfixie. También puede causar vómitos, diarrea, obstrucción o perforación del intestino.
Si el hueso está cubierto de carne o tiene trozos de carne adheridos, puede ser aún más peligroso, ya que la carne puede engancharse en las mandíbulas del perro y causar que se ahogue. La carne también puede ser una fuente de bacterias que pueden causar enfermedades en los perros. Los huesos de pollo, cordero o res son los más peligrosos, ya que son más propensos a romperse.
Si tu perro ingiere un hueso, acude al veterinario de inmediato. El veterinario puede determinar si el hueso está causando algún problema y, si es necesario, puede extraerlo del estómago del perro. Si el hueso está atascado en la garganta del perro, el veterinario puede realizar una cirugía para extraerlo. Si el hueso ha perforado el estómago o el intestino, el veterinario puede necesitar realizar una cirugía para reparar el daño.
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